“Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.” (Éxodo 25:31-40).
El candelabro de oro es el utensilio del tabernáculo que talvez más atención recibe por ser el único que estaba fabricado de oro puro. Además, se había buscado a un escultor de profesión que se dedicara a ese trabajo exclusivamente. Este candelabro tenía una campana en la parte superior de cada brazo que servía como recipiente del combustible para el alumbrado, es decir, el aceite puro de oliva. En hebreo el candelabro recibe el nombre de Menora, siempre fue de siete lámparas, pero en el tiempo de los macabeos unos 200 años antes de Cristo establecieron otra menora, pero esta tenia 9 lámparas, en algún sentido estaba en contra de la enseñanza biblia especialmente en lo que concierne a los utensilios del santuario.
En el primer candelabro que se fabricó en el tabernáculo del desierto, estaba hecho de oro puro, un solo candelabro de oro puro. Este era el único utensilio que estaba hecho de oro puro, todos los demás utensilios estaban hechos de madera de acacia y recubiertos ya fuera de oro o de bronce según fuera el caso, pero el candelabro estaba hecho de oro puro, el mejor oro de la época seleccionado específicamente para construir el candelabro donde se colocaría aceite puro de oliva para el alumbrado. Y aunque, a decir verdad, todo el santuario y sus utensilios y el oficio sacerdotal, sus vestiduras y hasta las cortinas representan una función o aspecto de Jesús, Solamente el candelabro apunta a la persona de Cristo.
El tabernáculo se dividía en tres partes, el primero era el atrio, y esta tenía una puerta de acceso, el lugar santo también tenia una puerta de acceso y era la segunda parte, y la tercera era el lugar santísimo que también tenia una puerta de acceso. El lugar santo era un lugar particularmente obscuro debido a las cuatro capas de cortinas que estaban sobre ese espacio, la única manera de poder observar lo que había dentro del lugar santo era a través y por medio del candelabro de oro que siempre tenia por lo menos una lampara encendida. Este privilegio solo podía ser posible después de haber pasado por la experiencia de la salvación y la justificación en el cordero del altar del sacrificio y por la santificación del nuevo nacimiento. El sacerdote lo primero que hacia era entrar al lugar santo y se dirigía a la parte sur del lugar santo para tomar luz del candelabro, solo así podía iluminar el camino hacia el norte donde se encontraba otro utensilio que estudiaremos en otra ocasión.
Significado del candelabro:
Muchos son los que ahora adjudican el candelabro como símbolo del Espíritu Santo, pero nada mas lejos de la realidad. Es verdad que el Espíritu Santo también esta representado en el Candelabro, pero no en si en el material del candelabro, Es decir, el candelabro presenta por lo menos dos o tres símbolos específicos:
Oro: Representación de Cristo Jesús
Aceite: Simboliza el Espíritu Santo.
La luz: El conocimiento acerca de la salvación de Jesús por medio de la presencia del Espíritu Santo.
Acerca de estos símbolos la palabra de Dios nos dice:
“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.” Apocalipsis 1:12,13.
Aquí el profeta de Dios presenta la figura del templo de Salomón donde había no uno sino siete candelabros de oro, y presenta a Jesús en el centro de ellos, es decir, Cristo como el centro del candelabro que implica su presencia en todo tiempo con sus hijos desde el principio hasta su segunda venida.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26
La cita que el mismo escritor en su evangelio expone nos da la clave de la relación del aceite con el oro del candelabro. El espíritu fue quien estuvo con cristo en su vida ministerial, y los milagros que Jesús realizaba sucedían por el ministerio del espíritu santo en la vida y a través de Cristo. Sin embargo, el evangelista añade que el Espíritu Santo era el enviado en el nombre de Jesús para cumplir una misión especial, recordar lo conocido sobre Jesús y su obra redentora.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” Salmo 119:105
El salmista nos ayuda a entender mucho mejor este concepto de lampara, luz, conocimiento, nos dice que la luz producida por el aceite que esta en la lampara, es decir, el Espíritu Santo, nos da a conocer lo que el candelabro, o sea Jesús, ha hecho por nuestra vida. Solamente a través de la luz que produce el candelabro y el aceite podemos iluminar el camino de nuestra vida hasta que Cristo complete su obra en nosotros.
La preexistencia de Cristo a través del candelabro
Una de las escenas mas impresionantes del Antiguo Testamento es cuando Dios se le aparece en la zarza ardiente a Moisés. En Éxodo 3:2 nos dice lo siguiente:
“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía”
Una zarza que ardía y no se terminaba de quemar, el escritor de esta escena usa una figura muy conocida en el ambiente que se movía en el desierto, lo único que se podía encontrar muy fácilmente en el desierto serian arbustos y entre ellos esta un arbusto de zarza. Lo cierto es que la figura de un candelabro no era conocida por Moisés en aquel momento, por eso lo primero a lo que asocio en su mente aquel hecho fue sin duda un arbusto de zarza. Pero por un momento pensemos que forma tendría un arbusto encendido con fuego, muy posiblemente tendría la misma forma que un candelabro de oro con sus siete lámparas encendidas. Así que Moisés lo que en realidad vio fue un candelabro encendido y no se apagaba, pero que por las circunstancias lo asocio con una zarza encendida. El pasaje que citamos anteriormente nos da un detalle muy evidente de lo que estamos proponiendo, nos dice que en esa zarza estaba el ángel de YHWH, y todos sabemos que ese es un título dado a Jesús en el Antiguo Testamento. Complementando el esquema vemos que en el versículo 14 el Ángel de YHWH se presenta como YHWH, es decir, vemos con claridad que quien estaba en la zarza, era Jesús mismo, y que lo mas seguro es que aquella figura de zarza fuese en realidad un candelabro.
Un dato aún más revelador es lo que vemos en Génesis 1:1, “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra” Sin embargo, en hebreo esta declaración solamente tiene siete palabras בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים אֵת הַשָּׁמַיִם וְאֵת הָאָרֶץ Bereshit bara Elohim et hashamayim ve'et ha'aretz. Si estas palabras las comparamos con el candelabro encontraremos algo sumamente especial:
Es increíble como en la cuarta palabra de Genesis 1:1 justo en el centro aparece las dos letras que no fueron traducidas, pero tienen un símbolo especial. “ET” en hebreo serian Alef y Tav y estas dos letras constituyen la primera y la última del alefato hebreo, esto aparentemente no significan mucho, pero cuando examinamos otras partes de la biblia vemos la relación que hay.
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, ------ a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” Zacarias 12:10
En esta cita en hebreo de nuevo aparece la misma palabra “y miraran a mi “ET” a quien traspasaron…” Esta profecía mesiánica básicamente esta describiendo la muerte de Cristo. Sobre este asunto el evangelista Juan escribió lo siguiente:
“Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.” Juan 19:37
El apóstol cita al profeta Zacarias para describir la misma escritura como cumplimiento en Cristo Jesús, además, Juan en su capítulo 3 y versículo 16 usa un termino como “Unigénito” que quiere decir único en su género y único en su especie hablando de la humanidad y Divinidad de Cristo.
Finalmente, el Profeta Juan en Apocalipsis escribe así:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” Apocalipsis 1:8
Aquí el escritor nos dice que Jesús tiene un título además de los que hemos visto, le llama, El Alfa y la Omega, esta es una alusión a la primera y última letra del alfabeto griego, esto pasa porque el nuevo testamento fue escrito en ese idioma. De haber sido escrito en hebreo diría algo así como El Alef y El Tav, refiriéndose a lo mismo, a Jesús como el primero y el ultimo, el principio y el fin, el a existido siempre.
Conclusión
En definitiva vemos a Cristo como el cumplimiento del candelabro de oro del tabernáculo del desierto, Jesús siempre a estado con nosotros desde el principio, desde la fundación del mundo, y siempre ha prometido estar con sus hijos, y mientras termina el oficio sumo sacerdotal en el lugar santísimo del santuario celestial, su pueblo ha recibido la verdad presente para este tiempo con el fin de predicar ese hermoso mensaje, y Cristo ha prometido estar con su pueblo por medio de la presencia del Espíritu Santo y el ministerio de los ángeles. Muy pronto, muy pronto veremos a ese candelabro de oro brillar por ultima vez, si, por última vez porque después de esa vez siempre brillara en nosotros, su segunda venida esta casi cumpliéndose y vendrá con gran gloria para llevar a sus hijos al cielo, y de esa manera iluminara el sendero hacia la patria celestial, donde todos tenemos un lugar apartado. Acerquémonos a Jesús confiadamente porque en el tenemos la última esperanza de salvación.
Este articulo ha sido escrito por:
José M. Suazo
Director del Instituto Teológico Ammiel
Director de Ministerio Ammiel
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