“el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz…” (Filipenses 2:6-8)
Cuando hablamos de la vida ministerial de Jesús, su dependencia del padre y su obediencia abnegada a los mandamientos de Dios, casi siempre le atribuimos estas cosas a que Jesús era Dios, y como Dios podía ser obediente y soportar hasta la muerte sin problema, como si en su condición haría menos dolorosa su experiencia del martirio. Sin embargo, cuando nosotros leemos los versículos de nuestro texto anterior nos preguntamos, ¿De qué fue que se despojo el señor Jesús antes de humanizarse? ¿Cómo debemos entender esa palabra “Despojó” y en la vida practica de Jesús que es lo que significa?
La palabra griega del strong G2958 es κενόω o ἐκένωσεν (Kenoo o Ekenosen) que significa en este caso Vaciado o Vaciar, Despojar. En otras palabras, según el apóstol Pablo, Jesús se vació o se despojó de la condición de Dios a lo que no tenia como a algo a que aferrarse. Sin embargo, la gran pregunta es, ¿Cómo fue que se despojó, o se vació? En el mismo pasaje el apóstol pablo presenta el vaciarse como un acto de rebajarse a la condición humana, en ningún momento menciona que Jesús haya renunciado a su poder o naturaleza como Dios, entonces, es necesario apuntar que el despojo de Jesús debe entenderse como la ocultación de su naturaleza Divina, en otras palabras, es el hecho de estar vestidos de gala, o sea, traje, smoking, y lo mas caro y hermoso que tengamos y sobre ese traje debamos ponernos unas ropas de mendigos.
La sierva del señor nos amplía este concepto en las siguientes líneas.
“El Ángel más encumbrado del cielo no tenía poder para pagar el rescate de un alma perdida. Los querubines y serafines tienen únicamente la gloria de que han sido dotados por el Creador como criaturas suyas, y la reconciliación del hombre con Dios sólo podía ser realizada mediante un mediador que fuera igual a Dios, que poseyera los atributos que lo dignificaran y lo declararan digno de tratar con el Dios infinito en favor del hombre, y también de representar a Dios ante un mundo caído. El sustituto y garantía del hombre debía tener la naturaleza del hombre, un entronque con la familia humana a quien había de representar, y, como embajador de Dios, debía participar de la naturaleza divina, debía tener una unión con el Infinito a fin de manifestar a Dios ante el mundo y ser un mediador entre Dios y el hombre.” MS 1 Pag. 301.
El ser humano necesitaba de un rescate, de alguien que fuera igual a Dios para representar al ser humano y de alguien que tuviera la naturaleza de Dios para hacer efectivo el recate. Siguiendo con este tema la sierva del señor nos sigue dando mas detalles en la siguiente cita:
“Únicamente en Cristo se encontraban esas cualidades. Revistiendo su divinidad con humanidad, vino a la tierra para ser llamado Hijo del hombre e Hijo de Dios. Era la garantía para el hombre, el embajador para Dios: la garantía para el hombre al satisfacer mediante su justicia [de Cristo] las demandas de la ley de Dios en lugar del hombre, y el representante de Dios al hacer manifiesto su carácter ante una raza caída.” (MS 1, pag. 301)
Y es aquí donde podemos entender mas claramente como el término “Despojar” no debe ser entendido como “renunciar” si no mas bien es el acto de revestimiento u ocultamiento de sus atributos divinos al tomar sobre si la naturaleza humana. Él era Dios y también hombre, y como hombre debía vivir sin cometer pecado para dejarnos ejemplo que el hombre si puede ser obediente a los mandamientos, debía exponer el falso mensaje de satanás, debía demostrar que el enemigo no tiene control absoluto sobre la naturaleza y facultades humanas.
La prueba decisiva fue la del desierto cuando Cristo fue llevado por el Espíritu según nos narra tanto Mateo como Lucas. Fue en este lugar cuando el enemigo se le presento a Jesús en forma de un ángel del cielo al final de los 40 días de ayuno. Con palabras lisonjeras y con el objetivo de crear confusión se le acerco y le indico que el padre querría que convirtiera las piedras en pan y saciar la necesidad que en ese momento el tenía. Pero fue su tono de voz la cual Cristo había escuchado tanto en el Edén como en el cielo, la que provenía del ángel caído y que manifestaba odio, orgullo y resentimiento, estas palabras no podían provenir de Dios.
“Las seducciones que Cristo resistió son las mismas que nosotros encontramos tan difíciles de resistir. Le fueron infligidas en un grado tanto mayor cuanto mas elevado es su carácter que el nuestro. Llevando sobre si el terrible peso de los pecados del mundo, Cristo resistió la prueba del apetito, del amor al mundo, y del amor a la ostentación que conduce a la presunción. Estas fueron las tentaciones que vencieron a Adán y Eva, y que tan fácilmente nos vencen a nosotros” (DTG Cap. 12)
Hace algunos días en uno de los comentarios de mis seguidores en las redes sociales alguien dijo que Jesús había sido fiel, había vivido sin pecado, había logrado la victoria porque el era Dios y como tal podía hacerlo, y no me llamo la atención sus palabras si no de quien provenían, Un gran amigo a quien admiro mucho y quien tiene una trayectoria en la vida ministerial muy larga, sus palabras me llenaron de tristeza, como es posible que en este tiempo, con toda la luz que tenemos sigamos insinuando que Jesús uso su poder como Dios para vencer el pecado?, Jesús debía ser la oveja y el cordero perfecto, y para ello el debía permanecer fiel a Dios y sus mandamientos en la naturaleza humana que había voluntariamente adquirido.
“Al tomar sobre sí la naturaleza del hombre en su condición caída, Cristo no participó de su pecado en lo más mínimo. Estuvo sujeto a las flaquezas y debilidades que rodean al hombre, “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias”. Mateo 8:17. Fue conmovido por el sentimiento de nuestras debilidades y fue en todo tentado a nuestra semejanza. Y, sin embargo, no conoció pecado. Fue el Cordero “sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:19. Si Satanás hubiera logrado con su tentación que Cristo pecara en lo mínimo, habría herido la cabeza del Salvador. Tal como sucedieron las cosas, sólo le pudo herir el talón. Si hubiera sido tocada la cabeza de Cristo, habría perecido la esperanza de la raza humana. La ira divina habría descendido sobre Cristo, así como descendió sobre Adán. Hubieran quedado sin esperanza Cristo y la iglesia.” (MS 2, Pag. 299)
Muchos hermanos en este tiempo justifican una vida de pecado escondiéndose en el pretexto de que somos pecadores y que tenemos una naturaleza caída. Exponen así su vida de pecado sin esperanza diciendo que hasta que cristo venga por segunda vez él va a cambiar la naturaleza pecaminosa por una sin pecado. Hermanos, Jesús, aunque tenía una naturaleza divina, el mientras estuvo con los hombres solamente uso su naturaleza humana, y fue en su naturaleza humana que él había decidido ser fiel a Dios.
Eso me recuerda la historia del profeta Daniel y sus tres amigos cuando habían llegado a Babilonia. El pasaje del capitulo 1 de Daniel dice.
“Y Daniel Propuso en s corazón” … La fidelidad a Dios comienza cuando nosotros nos proponemos en nuestro corazón ser fieles a Dios, entonces el Espíritu Santo, a quien el Padre envió en el nombre de Jesús es quien nos fortalece para poder ser fieles. La fidelidad a Dios es un acto de fe, no podemos lograrlo, pero cuando tomamos la decisión el Espíritu santo nos da la fortaleza necesaria para poder ser fieles a Dios y a sus mandamientos. Y es verdad, muy pronto el señor Jesús vendrá y nos dará una naturaleza sin pecado, pero mientras tanto preparemos nuestras vidas para recibir el sellamiento de Dios en nuestro corazón, y al lograrlo estar equipados para hacer frente a la persecución, terminar el fuerte pregón y cuando el tiempo de gracia termine estemos sellados por el Espíritu Santo para pasar la angustia de Jacob con la seguridad de la salvación en Cristo Jesús.
Hoy es el momento para entender que tenemos a un Jesús victorioso sobre el pecado, y es el mayor y mejor ejemplo a seguir que tenemos, no estamos solos, el consolador esta con nosotros. Y nos da la garantía que si podemos ser fieles y obedientes a los mandamientos de Dios en esta tierra.
El primer paso es entregarnos a Jesús completamente y el último paso siempre será el entregarnos a Jesús completamente. Y el nos ayudara a serle fiel en nuestra vida.
Jose M. Suazo
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