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Un Paso de Fe




“Elías se levantó y se fue. Cuando llegó a Sarepta vio a una viuda que estaba juntando leña. Entonces la llamó y le dijo: Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso. Cuando la viuda se volvió para traérselo, él le dijo: —Tráeme también un poco de pan. Pero la mujer le dijo: Te juro por Dios que no tengo pan. Sólo tengo un poco de harina en una jarra y un poco de aceite en una botella. Ahora estoy juntando leña para ver qué preparo para mi hijo y para mí. Después de comer probablemente moriremos de hambre, pues ya no tenemos más comida.” 1 Reyes 17: 10-12

En la biblia encontramos esta historia que nos hace cuestionarnos la fe nuestra. Una mujer que ya no tenia que comer, estaba a punto de terminar todo lo que tenía, una sola ración para ella y su hijo y después morirían. Esta historia, particularmente nos enseña algunos conceptos básicos para entender los propósitos de Dios para nuestra vida.


1. Sarepta: Común mente decimos “la viuda de Sarepta” pero casi nunca nos hemos preguntado ¿Por qué Sarepta?, ¿Dónde estaba esta ciudad? En este tiempo Elías andaba huyendo de la malvada reina Jezabel, por lo tanto, debía encontrar refugio en algún lugar, para ello había salido huyendo de los límites territoriales de Israel hacia las ciudades norteñas en territorio pagano, en territorio fenicio. Quedaba situada entre las ciudades de tiro y Sidón. ¿Cómo es posible que en Sarepta podría hallar más compasión y fe que en Israel? A veces nos pasa, a veces encontramos respuestas a nuestros problemas y dificultades en el mundo que dentro de la iglesia. La solución de Elías no estaba en Israel, no estaba en Judá, no estaba ni en Nazaret; estaba en Sarepta, una ciudad pagana y llena de pecado, pero allí estaba la respuesta.


2. Una Viuda: ¿Será posible que una viuda?, ¿No había ni una persona mas en toda sarepta que pudiera ayudar a este hombre de Dios? Mis queridos hermanos, Dios siempre tiene una solución a cada prueba y situación de sus hijos en los lugares menos esperados y con las personas menos pensadas. Una viuda, si, sin esposo y con un hijo, una mujer que también era víctima de la sequía, pobre, sin posesiones, sin recursos, sin dinero. Pero Elías, varón de Dios vio en esta mujer lo que n veía en Israel; Vio abnegación y compasión y además, miró fe. Una fe muy grande que no existía en Israel. Le pidió agua, ella bondadosamente le dio de beber, dejó de recoger leña y fue rápidamente a atender al varón de Dios. Y cuando le trajo el agua para beber le pidió pan, y fue en ese momento que aquella mujer se dio cuenta que aquel hombre no era cualquiera, era el profeta de Dios, aunque aún no había visto obra profética de este hombre, sabia que no era cualquiera.


3. Tráeme un pequeño pan para mi primero: Parece que este era un acto egoísta de Elías, pero en realidad era solo el principio de la bendición de Dios. Cuando tu compartes lo que tienes con el varón de Dios, recibirás bendiciones del cielo, mas que bendiciones, ¡Milagros! “Entonces Elías le contestó: —No tengas miedo. Ve y haz lo que has dicho. Pero primero cocina un pequeño pan para mí y tráemelo. Después prepara pan para ti y para tu hijo, pues el Dios de Israel dijo que no se terminará la harina que está en la jarra ni el aceite que tienes en la botella hasta que él haga llover otra vez. La mujer fue e hizo lo que Elías le dijo, y tanto ella como su hijo y Elías tuvieron comida durante muchos días. Ni la harina de la jarra ni el aceite de la botella se acabaron. Así se cumplió lo que Dios había dicho por medio de Elías. 1Reyes 17:13-16. Cuando Elías vio la preocupación de aquella mujer le dijo que no tuviera miedo, Dios había dado su palabra para que no le faltase nada. Cuando te veas como esta mujer, sin nada más que lo único que tienes, no tengas miedo en compartirlo con la iglesia, o con el varón de Dios, porque de seguro Dios ya esta preparando los milagros para tu vida.


4. ¿Por qué nos has traído desgracia? “Un poco después, el hijo de la viuda se enfermó. Su enfermedad era tan grave que dejó de respirar. Entonces la mujer le dijo a Elías: —Profeta, ¿qué tienes en mi contra? ¿Has venido a recordarme mis pecados y a castigarme con la muerte de mi hijo?” 1Reyes 17:17-18. Cualquier persona, inclusive la más consagrada podría verse en esta situación. ¿Como reaccionarias tu ante esta situación? Seguramente reclamarías que porque te ha venido esta desgracia. ¿Acaso ese era el premio por alimentar al profeta? Muchos también reaccionamos igual cuando hacemos bien y de pronto nos viene una prueba, reclamamos a Dios que porque nos viene esa prueba si hacemos bien a la iglesia o a los hermanos. El hijo de esta mujer estaba muy enfermo, y su respiración se había estancado, prácticamente había muerto. Pero Dios quería manifestarle a esta mujer lo grande que es. Amen.


5. “Dame a tu hijo”: “Entonces Elías le contestó: —Dame a tu hijo. Elías tomó al niño del regazo de la viuda, lo llevó a su propia habitación, y lo acostó sobre su cama. Luego le rogó a Dios en voz alta: «Dios mío, ¿cómo puedes traer tal desgracia sobre esta viuda, que me recibió en su casa? ¡No dejes morir a ese niño!» 1Reyes 17:19,20. Elías sabia del gran poder de Dios, sabia que para Dios no hay nada imposible y que Dios quería gloriar su nombre y manifestar su amor y gratitud por la acción de abnegación y compasión de aquella mujer. Cuando Elías vio aquel muchacho muerto le dijo “dame a tu hijo” Por mi mente pasa la idea de “Dame a tu hijo y mira la gloria de Dios” “Dame a tu hijo y convéncete de una vez por todas quien es el Todopoderoso” “Dame a tu hijo y contempla el milagro de Dios”. No se que pasaba por la mente de Elías, pero está claro que anhelaba que Dios manifestara su poder. Porque Dios es luz y vida eterna.


6. “Ahora se que eres Profeta de Dios”: “Dios escuchó la oración de Elías, y el niño volvió a vivir. Entonces Elías tomó al niño, lo bajó del primer piso, se lo entregó a su madre y le dijo: —Mira, tu hijo vive. La mujer le contestó: —Ahora sé que de veras eres profeta de Dios, y que tus mensajes vienen de él.” 1Reyes 17: 22-24. Dios había escuchado la oración de Elías, Dios quería que esta mujer y toda aquella ciudad conocieran a Dios y su poder. Dios quiere hacer lo mismo por medio de ti. Dios quiere hacer milagros por medio de ti. Quiere que los demás conozcan a Dios cuando tu practicas la abnegación, cuando eres compasivo, cuando eres bondadoso y cuando lo damos todo por otro hermano en necesidad.


“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia, aunque se desplomen los cielos.” La educación, p. 57






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